Organismos públicos de agua potable. Al encuentro de nuevas formas de organización
En los años 90’s los servicios de agua potable se depositaron en organismos descentralizados a fin de hacer más ágil, económico y suficiente su prestación, lo que constituyó una innovación.
Si bien, las cosas parecieron mejorar bastante, el nuevo modelo se agotó pronto por dos razones fundamentales: política y burocracia.
Respecto de la primera razón, la selección de los cuadros directivos estuvo y ha estado basada, de manera abrumadoramente mayoritaria, en criterios políticos que no toman en cuenta las capacidades técnicas y administrativas de los mandos designados o, aun haciéndolo, las decisiones y decisiones de los mandos quedan sujetas a los vaivenes de interés políticos de gobierno y partidistas.
Otro aspecto en el que se encuentra determinante el peso de lo político y que está detrás de la ineficiencia económica de los organismos, es la caracterización de los cuotas y tarifas de agua potable como derechos, pues de esta forma éstos se fijan con criterios políticos, donde el fundamental es no molestar a los votantes potenciales.
La otra razón es el tremendo peso y lentitud que significan las estructuras burocráticas, dada su rigidez, dónde las personas trabajadoras no hacen más que aquello que, a su entender, se engloba en sus actividades descritas en contratos, nombramientos o manuales, o hasta el límite que su representación sindical determina, amén de las desproporcionadas prestaciones extralegales, hijas de negociaciones sindicales, llevadas a cabo en términos de política, que se traducen en fuertes cargas financieras que impiden a los organismos el anhelado gasto de inversión.
En algún momento de la primera década de este siglo, una posibilidad para aflojar las ataduras que lo político y lo burocrático se presentó en la forma de servicios de consultoría externa que, al s por los organismos, les permitieron introducir metodologías de trabajo y obtener servicios personales fuera de los esquemas burocráticos, que les permitieron eficientar sus procesos, particularmente los relativos a la facturación y recaudación del producto de las cuotas o tarifas, con lo que no solo se obtenían mayores recursos propios, sino mejores calificaciones de desempeño y financieras que les permitían acceder a apoyos de recursos federales, que ahora no son sino un recuerdo aún no muy viejo.
Ahora, con la eliminación del outsourcing (de lo que no se va a opinar aquí al no ser objeto de esta aportación), los organismos se vieron privados de un elemento que le permitía elevar sus eficiencias dentro del marco de restricciones apuntado.
Todo lo anterior viene a cuento porque, leyendo el artículo que comparto, reitero mi criterio en el sentido de que las soluciones que se intentan parecen poco prometedoras por cuanto se construyen y ejecutan en función de un modelo ya agotado.
Es el momento de buscar nuevos esquemas de organización para la prestación del servicio de agua potable y sus inherentes desde lo público, antes que no haya otra opción que su privatización.
Para ello, no basta la búsqueda de figuras de organización intermedias o híbridas, sino a partir de reenfocar los principios y objetivos que fundan y dirigen la prestación de los servicios de agua potable.
La importancia del agua en todo el entramado de lo humano, de cara a su cada vez mayor insuficiencia, obliga a dejar atrás los planteamientos ideológicos y las ortodoxias jurídicas.
Así pues, es momento de que las estructuras de gobierno que tengan alguna competencia en la materia se avengan a ver la cuestión desde fuera del marco aceptado, dejando atrás paradigmas que ya no son acordes con la realidad para encontrar nuevos principios y objetivos, pero también estructuras y mecanismos que la prestación del servicio de agua potable siga siendo público, de alta calidad, financieramente eficiente y que con ello se garantice el acceso al agua a que cada persona tiene humano derecho.
Jess Roca
6 abril, 2023 at 5:02 am /El manejo del agua siempre será una bandera política para mover a la ciudadanía.
Qué señala la normativa sobre suspender el servicio de drenaje como medida coercitiva contra los morosos??
Giselle Meza Martell
6 abril, 2023 at 6:35 pm /Excelente artículo. Se deja claro el impacto de la burocracia y mala gestión política como administrativa de la crisis del agua. Sería prudente eficientizar los sistemas de gestión para un mejor servicio y que los gobiernos asumieran la responsabilidad.